Padrón - Iria Flavia- 2.3 Km
La corta distancia que separa estas dos localidades es totalmente urbana, en realidad no se sabe donde termina padrón y comienza Iria Flavia. El peregrino tiene la sensación de que no ha abandonado Padrón hasta que se supera esta última por espacios agrícolas.
2. Iria Flavia - A Esclavitude- 3.9 Km
El peregrino a rodeado por su parte trasera la bonita Colegiata de Santa María de Iria y al poco de dejarla atrás, siguiendo muy de cerca la carretera nacional, ya se pueden divisar la agujas del suntuoso y barroco santuario mariano de A Escravitude, levantado en el s. XVIII sobre una fuente donde tuvo lugar un milagro que motivo su construcción.
3. A Esclavitude - Rúa de Francos- 6.7 Km
Dejamos la milagrosa fuente, que se encuentra a pie de carretera, y torcemos a la derecha siguiendo una pista que nos conduce a la iglesia de Santa María de Cruces. Por bosques y veredas se alcanza la vía del ferrocarril, que se cruza a la altura de la pintoresca aldea de Angueira de Suso. Poco a poco y tras atravesar de nuevo la carretera nacional nos vamos acercando al evocador enclave de Rúa de Francos. La ruta sigue estando muy bien señalizada y el peregrino solo debe seguir las flechas amarillas que le conducirán hasta la tumba del Apóstol.
4. Rúa de Francos - Santiago de Compostela- 10.8 Km
A partir de ahí el Camino se adentra por una pista, que en parte está cubierta por los emparrados viñedos. La traza es agradable y el suave ascenso hacia Santiago, salvando algunos repechos, apenas se percibe. El paso del peregrino discurre por las aldeas de Osebe, Biduido y Milladoiro, esta última quedará a nuestra derecha. Las torres de la Catedral Compostela ya se intuyen, el caminante sabe que la meta se encuentra cerca y quizás es por esta razón que este trecho, cada vez más urbano, se hace eterno.
Primer municipio de la provincia de A Coruña, después de haber dejado atrás la de Pontevedra.
Es interesante visitar:
El "Pedrón"
El Pedrón es una piedra de la que se asegura sirvió para atar la barca también pétrea que trasladó al Apóstol Santiago ya muerto, desde Palestina hasta las costas gallegas.
Que en realidad el Pedrón sea un ara romana, no quita ni resta valor religioso histórico a este bloque granítico, que se convirtió en todo un símbolo para millones de peregrinos que llegan de manera ininterrumpida hasta Compostela y que luego descienden incluso a esta localidad, puesto que "quien va a Santiago y no va a Padrón, o hace la romería o no".
Otros, al contrario, hacen la hoy denominada Ruta Marítima y, emulando a sus antepasados, desembarcan aquí para continuar camino hacia la tumba del Apóstol.
El ara romana tiene una inscripción, alterada siglos más tarde (se le añadió una cruz y se le cambió el nombre propio que figura en él), que algunos traducen por "La Neptuno los catorienses pusieron de su bolsillo".
El Pedrón se halla debajo del altar mayor de la iglesia de Santiago, levantada justo en el margen izquierdo del río Sar por orden del todopoderoso arzobispo Gelmírez en el año 1133 y, acorde con su tiempo, de estilo románico.
De aquel templo sólo se conserva una piedra, que se distingue al lado de la puerta que da al "Espolón", y en ese bloque granítico está grabada a inscripción "Dominus Eclesia Procurator edificavit in era MCLXXI", que se traduciría al castellano actual por "El señor procurador de la iglesia edificó en la era MCLXXI".
El templo desapareció y se modernizó, ahora en estilo gótico, por orden del obispo Lope de Mendoza. Pervivió incluso estos tiempos un púlpito de piedra y nada más, porque a mediados del siglo XIX fue levantado en el lugar el actual, con una fachada simétrica paradigmática del estilo ecléctico.
Convento del Carmen
El viajero tiene delante de si la Costanilla del Carmen (o Costiña do Carme) que, magníficamente enlosada y sin asfalto por ningún lado, asciende hasta el convento del Carmen.
Ese convento, primero de los Carmelitas Descalzos y luego de los Dominicos, es una buena muestra del neoclásico gallego, convertido en espontáneo mirador sobre la villa.
Se edifica sobre roca viva a comienzos de la centuria XVIII con la inestimable aportación económica de Alonso de la Peña y Montenegro, padronés que llegó a ser rector de la Universidad compostelana, y se halla pegado al monte San Gregorio, en una de cuyas laderas se yergue la ermita de Santiaguiño do Monte.
Convento de S. Antonio de Herbón
El convento de San Antonio es la muestra franciscana por excelencia: allí se instalaron esos monjes y allí siguen; una fuente que representa a uno de ellos en postura de oración indica que fue construida en 1 786, pero la fecha no debe llamar a engaño: los religiosos ya estaban en el lugar en el año 1396.
Todo es sobriedad, silencio, oración y trabajo. Nada deslumbra por sí solo, pero del conjunto emana un halo de misterio, de quietud, de encerrar el enigma que explica que, a pesar de todas las vicisitudes, el recinto ha sido, es y seguirá siendo un centro del que en toda la comarca se habla con profundo respeto.
Es posible que a todo ello contribuya el hecho de que esté metido en una hondonada, y que para llegar a él haya que descender por una empinada y larga rampa primero y por unas escaleras después, hasta detenerse ante la sobria fachada con su torre-campanario.
En el interior del templo, la profusa ornamentación del altar mayor no logra evitar que continúe esa sensación de sobriedad. No reclaman nada, pero en la Historia consta que fueron ellos, los franciscanos, quienes trajeron de América la planta de los afamados pimientos.
Las horas de atención en la portería son de nueve a una, y de cuatro y media a ocho y media.
Iglesia de Santiago
La iglesia de Santiago de Padrón, de austero neoclasicismo, guarda testimonios de los templos precedentes, una inscripción de tiempos de Gelmírez, patrocinador de la iglesia románica, y un púlpito gótico, con la imagen de Santiago Peregrino, perteneciente a la iglesia del siglo XV que mandó construir el arzobispo Lope de Mendoza.
Estos templos medievales, vencidos por el paso del tiempo, ya guardaban en su presbiterio la pieza más jacobea de la villa: el Pedrón, interpretada como ara romana dedicada a Neptuno y en la cual, según la Tradición, se amarró la Barca de Pedra que había transportado el cuerpo del Apóstol y a sus dos discípulos Teodoro y Atanasio.
En la Alta Edad Media se usó el Pedrón como base del ara de altar de la primitiva iglesia dedicada a Santiago, levantada por el obispo Teodomiro en el siglo IX.
Puente Romano
Si el viajero procede del sur, de la provincia de Pontevedra, tendría que salvar el ancho Ulla por un puente cuyas bases fueron romanas, aunque hoy las sucesivas reformas mutilaran la obra y sea difícil reconocer la huella del imperio latino.
Puente Santiago
Una vez que el visitante descansó en los bancos protegidos del sol por los árboles del espolón, lo mejor es cruzar el puente de Santiago cuya fecha es de 1852, y que sustituyó a otro que fue arrasado por una crecida del río. Este puente une la zona llamada "A trabanca" con el casco antiguo de Padrón.
Cruzado el puente, una visita obligatoria es visitar la fuente del Carmen y el convento. También en la misma calle, podemos subir las escaleras que nos llevarán al "Santiaguiño".
Fuente del Carmen
Fue reconstruida cuándo terminaba el siglo XVIII, donde una clara inscripción en el exterior informa al recién llegado de que se reedificó esta fuente reinando el señor don Carlos IIII siendo alcalde don Joaquín Foxi Bendaña, en el año 1789, mientras en el interior se advierte que el ilustrísimo señor don Manuel de Sanlúcar, obispo de Sidonia, concedió 40 días de indulgencias la todos los que devotamente rezaran una salve delante de esta imagen.
Palacio del Obispo Quito
Muy cerca de la plaza de Macías está la casa consistorial, levantada en el siglo XVIII y que presume de escudo granítico de la villa y, a escasa distancia, también se encuentra el palacio del Obispo de Quito, que fue propiedad de Alonso de la Pena y Montenegro, quien desempeñó la dignidad de obispo y fue, en Perú, capitán general de Quito; en ese país americano falleció en 1688. En el palacio, asoportalado, dónde manda el arco de medio punto, destacan los dos escudos que dan a la Calle de los Dolores, uno de ellos con la fecha del año 1669.
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Localidad pegada a Padrón, en la que se puede visitar laColegiata de Iria Flavia ( O Santa María de Adina)
Entre Cruces y Padrón la parada casi obligada es Iria Flavia, conocida igualmente como Santa Maria de Adina y en donde, cuando los romanos imponían su ley, confluían un total de siete vías.
Ahí sí que son palabras mayores, porque se trata de una de las iglesias más antiguas de Galicia. Antigua Sede Episcopal y primer templo mariano del mundo. Vespasiano (Tito Flavio), emperador romano elevó a Iria a la consideración de municipio y a partir de entonces se le llamó Flavia. San Agatadoro, fue el primero en ocupar la silla episcopal, en el año 40 de nuestra Era.
Teodomiro, Obispo de Iria, con todo su séquito de canónigos, fue el que descubrió el sepulcro de Santiago el Mayor un 25 de Julio del año 813., de ahí la gran importancia en la tradición jacobea. Despues del descubrimiento de las reliquias del Apóstol Santiago la importancia de Iria-Flavia pasó a Santiago que crecía con la misma rapidez que este cabildo iriense declinaba pero actualmente sigue siendo un lugar de culto en la tradición jacobea.
El Pedrón, las Peñas y la Iglesia de Iria, son los tres pilares de la cuna jacobea, siendo de esta manera que el mito de Santiago nació en Padrón.
Iria Flavia no impresiona tanto por su edificio -aunque sí llaman la atención las torres escalonadas- como por su historia: en dicha Iglesia se encuentran enterrados 28 Obispos Santos ya que los alrededores fueron desde siempre cementerio (y donde, actualmente, los arqueólogos se encargaron de sacar a la luz una buena relación de sarcófagos antropomorfos y otra serie de objetos). En el cementerio de Santa Maria de Adina pidió y fue enterrada la gran poetisa Rosalía de Castro hoy en el Panteón de Gallegos Ilustres, en Santiago de Compostela.
El primer templo fue levantado paralelamente a la introducción del cristianismo, y a finales del siglo X Almanzor lo redujo a cenizas.
El arzobispo Gelmírez, en el siglo XII, ordenó la reconstrucción del edificio, que hace más de dos siglos y medio sufrió una muy completa remodelación.
Hoy, en el interior, vidrieras, la capilla del Obispo de Quito y los sepulcros de obispos irienses detienen la mirada, como sucede con el timpano -representando la Adoración de los Reyes- en el exterior.
Santuario de la Esclavitud
Pero Padrón no es sólo el casco urbano. Lo sabe bien quien procede del norte por la carretera Nacional 550, que de repente se ha encontrado a la izquierda con un templo al cual el primer calificativo que le aplica es el de alto.
Porque, en efecto, el santuario de A Escravitude da una sensación de altura. No tenga prisa en acceder al templo, porque entonces se olvidará de la fuente —a ras de asfalto— en la que en el siglo XVIII un enfermo que se dirigía a Santiago de Compostela para obtener curación a su hidropesía bebió y se curó 72 horas después sin intervención de médico alguno.
Gozoso, exclamó: “Gracias, Virxe, que me libraches da escravitude do meu mal”. Ése, dice la leyenda confundida con la Historia, fue el origen del santuario, que se comenzó a levantar gracias al carro de bueyes que el afortunado con los favores divinos (un labrador de la comarca pontevedresa de O Salnés) donó para levantar el edificio.
En la centuria siguiente se terminaba la segunda de sus torres, poniendo fin así a un proceso histórico que había comenzado mucho antes, cuando acababa el siglo XVI y el párroco de Cruces había colocado sobre la fuente una imagen de la Virgen con el Niño en agradecimiento por uno de los favores que había recibido de Ella.
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Puente muy simple, de granito y posiblemente de los siglos XVI ó XVII. Posee tan sólo un vano y se piensa que en la antigüedad servía de paso desde un castro, próximo a la zona, y Calo.
Que visitar